Este artículo propone una nueva definición del diseño gráfico a partir del análisis de las distintas fases y problemas por los que ha atravesado la conceptualización de esta disciplina. Se centra en la necesidad de rebasar el ámbito puramente técnico y formal, en el que se fincó en sus inicios, para invitar a reubicar su identidad en las relaciones sociales y en la esfera de las humanidades.