Los primeros 30 años de una experiencia apasionante (1984 – 2014).
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¿Qué distingue a un diseñador gráfico de la Universidad Intercontinental? Esa fue una de las reflexiones que compartimos quienes, de alguna manera, formamos parte de esta comunidad como estudiantes, egresados, autoridades universitarias y profesores de ayer, de ahora y de siempre. Nos distingue la calidad de nuestro trabajo, el espíritu emprendedor y la fortaleza para enfrentar los retos que se han presentado en el camino, así como la creatividad, el compromiso con la sociedad y el ideal de buscar un México mejor. En realidad nos vinculan estas y muchas otras cosas, pero especialmente el cariño por el lugar en donde, de una u otra forma, todos nos hemos formado.
Con base en este pensamiento compartido y dentro del marco del 30 aniversario de la Escuela de Diseño Gráfico, en los meses de mayo y noviembre del presente año, la Mtra. Eva Álvarez Tostado Romero Valdez, actual Coordinadora de la Licenciatura, organizó dos eventos conmemorativos en los que, a través de una serie de conferencias, se buscó reflexionar no sólo en torno a las fortalezas alcanzadas durante estos años, sino también en la retroalimentación que ésta sigue recibiendo de los académicos distinguidos que han participado en la construcción del proyecto educativo de la misma, y sobre todo de sus egresados como profesionales exitosos que reconocen en sus logros la trascendencia de haberse formado en la UIC. De ahí que la estructura de las exposiciones en ambos eventos, se centrara principalmente en cuatro conferencias magistrales a cargo de la Mtra. Marcela Castro Cantú, el Dr. Román Esqueda Atayde, el Mtro. Luis Antonio Rivera Díaz y el Mtro. Francisco Calles Trejo y siete exposiciones de los egresados: la LDG. Marcela Gómez Ruenes (Despacho de ilustración A Corazón abierto), la Mtra. Mónica Cedeño (Empresa Queruva), el LDG. Javier Ramírez “Cha” (Hula+Hula), el Mtro. Luis Humberto Muñoz Parcero (Pinstudio. Arte Aplicado ), la Dra. Michelle Álvarez (Despacho Trasciende- Espacio de Diseño), el LDG. Mauricio Muñoz (Delirio Estudio) y el LDG. Julio López (Pico de Gallo).
La Comunidad Académica de la Escuela expresa su más profundo agradecimiento a todos los participantes y asistentes a estos dos eventos por su apoyo al brindarnos la oportunidad de recordar y reafirmar el cariño y compromiso de siempre con este proyecto de grandes raíces que se sigue renovando día con día. Para finalizar, compartimos el texto que el Mtro. Luis Antonio Rivera Díaz escribió a propósito de este festejo y en el que expresa su sentir con respecto a su experiencia como miembro de nuestro de equipo de trabajo.
30 años: la (E)scuela de Diseño Gráfico de la Universidad Intercontinental.
Mtro. Luis Antonio Rivera Díaz.
No me refiero a una escuela, sino a la Escuela. En el contexto de esta celebración quiero hablar de la Escuela no como un espacio donde se reúnen profesores y estudiantes sino de un concepto que se refiere a una corriente de pensamiento que forma seguidores que a la vez difunden las concepciones de esa Escuela en otros ámbitos lo que provoca que paulatinamente, en este caso, a lo largo de treinta años, podamos afirmar que la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad Intercontinental, ha construido una forma de pensar el diseño gráfico y su enseñanza superior.
Tal afirmación debe sustentarse para no caer en el ridículo que conlleva la soberbia. Voy entonces a presentar a ustedes mis argumentos al respecto:
El diseño gráfico como teckné retórica.
El proyecto educativo de la carrera se fue gestando sobre la base de una premisa: el diseño es pensamiento práctico. Se le dio la vuelta a planteamientos “teoricistas” eludiendo la tentación de un abordaje deductivo de los problemas de diseño; pero también se evitó el intuicionismo a ultranza que excluye toda posibilidad de reflexión teórica. En lugar de estos dos extremos se optó por pensar el diseño desde la perspectiva de la retórica, disciplina que estudia cómo se toman las decisiones cuando lo que reina es la incertidumbre, arte que consiste en decidir lo que en principio es indecidible y método para aquéllas situaciones donde en principio no hay método.
Nuestra Escuela fue vanguardista en lo que, luego nos enteramos, se denominó design thinking, esto es, en estrategias para pensar lo que Buchanan denomina problemas indeterminados.
Esta forma de pensar el diseño fue divulgada principalmente a partir de dos libros que son referentes en nuestro país y en Iberoamérica, como lo muestran los más de tres mil ejemplares vendidos: El juego del diseño de Román Esqueda y El Diseño Gráfico en el Espacio Social de Alejandro Tapia, ex alumno y ex profesor de la ya desparecida maestría en Gestión del Diseño Gráfico. Ésta, sin embargo, se “exportó” a la UIA León y de ella egresaron más de 75 estudiantes de la región del Bajío y el Occidente de la República; varios de ellos se han encargado de llevar nuestros planteamientos a un sinnúmero de alumnos de nuestro país. Luego, se construyó Escuela.
La metaforización de la oralidad en escritura.
Nuestra Escuela fue el principal referente en el estudio de la tipografía. Hace 20 años cuando existían planes de estudio en México que como máximo dedicaban el semestre de una sola asignatura a su estudio, cuando eso sucedía, la UIC le destinaba seis semestres, organizaba bienales latinoamericanas de tipografía, creaba una Especialidad en el tema y tal interés viajaba con su principal difusor, el querido Paco Calles. Él estudió la maestría y por ende su abordaje del fenómeno tipográfico fue retórico, es decir, no se estudiaba la forma tipográfica por la forma misma sino que se pensaba en la experiencia de la lectura y de cómo los caracteres tipográficos y orto tipográficos representan el esfuerzo de Occidente por metaforizar la oralidad en la escritura.
La apertura permanente a todas las corrientes de pensamiento sobre el diseño.
Mención relevante merecen Marcela Castro y Cecilia Palacios. Mujeres en permanente construcción, nunca dudaron en abrirse a todas las corrientes discursivas sobre el diseño gráfico. Destacadas gestoras que facilitaban a todos nosotros las labores académicas, lograron abrir la Escuela al diálogo con personas e instituciones de todo el país. Este campus vió desfilar a Norberto Chaves, Rubén Fontana, Joan Costa, Jean Marie Klinkenberg, Guy Bonsiepe, Jorge Bermúdez, Víctor Gorka, Bárbara Paciorek, Ives Zimmerman, entre otros destacados académicos y profesionales del diseño. La Escuela, pues, nunca se dogmatizó porque creó los mecanismos para ejercer la auto crítica permanente.
La profesionalización de la docencia.-
La Escuela de Diseño Gráfico de la UIC es fundadora de la Asociación Mexicana de Escuelas de Diseño Gráfico. Para dicha Asociación organizó dos encuentros nacionales de escuelas. Fue vanguardista al incorporar a pedagogos a su plantilla de profesores de tiempo completo. En el contexto específico de la UIC, los mecanismos que desarrolló para la planeación didáctica fueron adoptados por nuestra institución y de repente, todos los profesores de la UIC tenían que hacer sus programas de clase como los hacían los docentes de la Escuela de Diseño Gráfico. Ésta fue evaluada por los CIEES y acreditada por el COMAPROD, consejo que acredita escuelas a nivel nacional y que está validado por el Estado Mexicano. Presidente, Secretaria y Tesorero de dicho Consejo fueron académicos y estudiantes de la UIC.
En 1995 con el liderazgo del Dr. Esqueda, iniciaron los estudios de maestría en Gestión del Diseño Gráfico, programa que cursamos 9 profesores de la carrera. Entendimos que no era posible ser profesor sin ser investigador en un momento de la historia de la enseñanza superior del diseño gráfico en nuestro país, donde los posgrados se contaban con los dedos de una sola mano; más adelante, 1998 se funda la Especialidad en Tipografía a iniciativa de Paco Calles. Nuestra Escuela nunca abandonó el oficio, más bien, lo convirtió en teckné.
Luego, la Escuela ha cooperado con la profesionalización de la docencia y con la elevación del nivel educativo del diseño gráfico en México.
Veo poco a los egresados de esta Escuela. Tengo el privilegio de la amistad de Lucía Ayala quien es una bella sinécdoque de los jóvenes, ahora adultos, que han pasado por esta Escuela: son mujeres y hombres de bien. Ver a tantos estudiantes a través de la imagen de Lucía me lleva a reflexionar que valió la pena ser profesor de esta Escuela y que paradójicamente, ninguna Escuela vale más que un solo de sus estudiantes y profesores. Salud.
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